martes, 1 de marzo de 2016

A propósito de la muerte de David Bowie.

Vi Laberinto, la película, cuando tenía ocho años, por allá en el año ochenta y nueve. Me enamoré del Rey de los Goblins,  el enamoramiento era grande y yo estaba emocionada.  Hablé de mi amor por el rey y mi tía favorita me contó que era cantante, famoso y que ella también estaba enamorada del Rey de los Goblins, incluso cuando no era rey de nadie.  Me hizo escuchar Let's Dance y China Girl.

Este episodio estuvo aislado en mi cerebro todos estos años, pero esta semana, a propósito de la muerte del rey, me encontré en un masoquista y nostálgico viaje al pasado, revisando fotos y videos de toda la carrera de Bowie.  Siempre me gustó, tengo varios de sus discos y hasta un par de afiches.  No soy una fanática como se debe (todo hay que decirlo). Conozco a muchos fans verdaderos y yo no los alcanzo ni un poquito. 

Nunca entendí porqué me gustan los hombres que me gustan.  No conozco otra mujer que comparta mis gustos, digo, seguramente hay muchas, pero yo nunca me he cruzado con una y me imagino que tiene que ver con el hecho de vivir en un país sudamericano bastante machista.  La mayoría de mujeres heterosexuales que conozco van detrás del clásico hombre masculino.  No hablo de machistas o algo así, porque mis amigas (o la mayoría de ellas) no son pendejas.  Me refiero a que mayormente las mujeres de mi entorno se fijan en hombres que por algún lado exudan testosterona. Hombres con barba, hombres con brazos marcados y abdominales definidos, hombres de deportes extremos, hombres que con una mirada dicen: soy todo un hombre.  Y a mi esa clase de criaturas me gustan para mirarlas, no para enamorarme.

Me gustan los hombre femeninos, andrógenos, que a veces piensas que es una chica un poco masculina o incluso te dejas llevar por la corriente y piensas que es gay.  Y por supuesto, en algún momento de mis tempranos veinte pensé que a lo mejor era un tema de ser lesbiana y que mi cerebro no lo procesaba, pero no.  Tras un par de fallidos experimentos decidí que la homosexualidad no es lo mío.  Cada uno, cada uno.  Ahora voy a cumplir treinta y cinco y me acabo de dar cuenta que la única vez que experimenté lo que dicen por ahí: "amor a primera vista" fue un amor loco hacia una versión barata, asequible y austríaca de David Bowie.

Y tras este descubrimiento hice un repaso por la memoria de gustos, amores y experiencias sexuales de mi vida.  He estado con hombres bellos, a veces tan bellos que no puedes creer que algo tan perfecto exista. Los hombres que más me han marcado son, al menos un poco, femeninos. Hombres sensibles, que se visten hermoso, que se cuidan el cabello, que les gusta hacer shopping y que te dan consejos sobre las cosas que te pruebas, todos han sido buenísimos dando regalos y suenan al amigo gay, pero no.  En el sexo han sido increíblemente buenos y he pasado noches, días y fines de semana cogiendo de manera espectacular; entonces he llegado a la conclusión que estos hombres, que la mayoría de amigas piensan que son gay, tienen la mejor masculinidad del mundo.  Yo tengo la suerte de tener un muy buen ojo para detectarlos, porque tengo muchísimos amigos gays  y con ninguno me provoca acostarme, pero los hombres femeninos son de otra especie y hay muy pocos en el mundo.  Todos los que me han tocado, están dentro del top ten de buen sexo.

Irónicamente mi querida Tía se casó con un hombre muy masculino y llevan diecinueve años juntos, se los ve felices y yo la sigo queriendo mucho, bueno, les quiero mucho más bien. A ella, a su hombre masculino que es una gran persona y a su hijo casi adulto, que es sensible, maravilloso, inteligente.  Hicieron una buena mezcla.

La niña de ocho años que vive en mi, me impulsa a pensar que algún día volverá a aparecer otro, que espero no sea tan barato como el austríaco. No quiero desmerecer a los hombres latinos, pero la mayoría de especímenes que me gustan se encuentran en Europa y mayormente en el norte y Reino Unido.  ¿De qué están hechos los ingleses?, quién sabe. Tristemente, resulta un poco complicado encontrar uno de esos por el momento, pero no pierdo la esperanza.  Cualquier información será bienvenida.

Y mientras espero debo decir: Todo gracias a Bowie, al gran Bowie, a mi Rey de los Goblins.  Que a donde vayan los muertos, tu música siga llenando de sentimientos maravillosos a los que te acompañen.