martes, 28 de junio de 2016

Traumitas del pasado.

Después de perderlo todo, bueno, todo lo que me importaba. Me vi de pronto, viviendo a expensas de mis padres.  Y tomando en cuenta los antecedentes podría decirse que fue su culpa el hecho de perderlo todo.  Pero como quiero creer, soy responsable de mis acciones y yo me puse en esta situación.

Básicamente mi padre me engañó hace un par de años.  La historia era que trabajara para la exitosa empresa emergente que él y su socio estaban creando.  Pues así lo hizo y para hacerte el cuento corto, dicha empresa existió, trabajé y viví de esta un par de años y de pronto los pagos se atrasaban, luego llegaba menos dinero y al final me di cuenta que mi padre nos había mentido.  La empresa estaba muy mal manejada, tenía miles en pérdidas gracias a las maravillosas acciones del gobierno del Economista Correa y una deuda tan grande que hasta ahora, un año después no logro fijarle en cifras adentro de mi cabeza.

Así que yo, que dependía por completo de esta empresa, me quedé sin trabajo, sin casa, tuve que mudarme de ciudad, porque ya no tenía como pagar el arriendo.  Llegué a vivir de arrimada en la bellísima casa que fue de mis abuelos y un par de meses después, mi auto, que todavía no estaba a nombre mío, fue embargado en medio de la calle para pagar una deuda que estaba a nombre del socio de mi padre.  La casa en la que vivo pronto será vendida también y me quedaré en la calle.

Cuando todo se vino abajo pensé que tal vez podía verle el lado positivo al asunto.  Que después de diecisiete años de no vivir juntos, me iba a sentir bien, porque iba a estar cuidada y mimada por mis padres y hermanos. Habían pasado demasiadas cosas triste en mi vida y necesitaba creer que en el mundo hay amor y que el planeta es un buen lugar.

Pero mi sorpresa más grande ha sido esta.  Yo no tengo familia que se cuide, se mime y se proteja entre ella.  Más bien tengo una familia llena de dolor y resentimiento.  Donde cada miembro es incomprendido por el resto y claman a gritos e insultos lo incomprendidos que son y la mierda que somos los demás por no entender eso.

Aquí viene lo más triste de todo.  Hoy, después de vivir siendo miembro de esta familia por treinta y cinco años, me di cuenta de que yo soy así, soy como ellos.  He vivido en una familia en la que el maltrato psicológico es normal, se lanzan cosas, gritan, insultan y media hora después actúan como si aquí no hubiese pasado nada.  Llevo viviendo en medio de la violencia toda mi vida.  Mi padre y mi hermano son violentos, cuando era niña era normal golpearse.  Creo que ya no lo hacen porque yo grité una vez que les iba a denunciar. Pero como ya no pueden golpearse entre personas se dedican a gritar cada vez más alto y más grosero y a romper las cosas de la ya de por si, destartalada casa.

Hoy por fin lo entendí.  Yo siempre he odiado la violencia, no grito, no insulto.  Yo no quiero ser como ellos y admito que muchas veces caí en eso.  Este año me di cuenta de lo diferente que soy a ellos.  Yo no voy a gritar, no voy a maltratar y no me van a quebrar con sus insultos, gritos y amenazas.

Lo admito, vengo de una familia violenta, creí que eso era normal, pero no lo es.  Yo no quiero ser como ellos por muchas cosas malas que haya heredado.  Me niego a ser así, me niego a maltratar a alguien, ellos incluidos.  Me niego a ser parte de eso, porque si lo sigo haciendo, soy a la vez: víctima y victimario. Hoy decido no ser parte de mi familia, porque uno no los escoge.  Pero puedo escoger mi futuro y espero que la vida me ayude y en poco tiempo pueda irme en buenas condiciones, sin escapar, en paz con ellos, en paz con la vida y en paz conmigo.

Porque aquello de que "Familia es amor" es bullshit en muchos casos.  Y el mío no es de los peores.  Lo perdí todo pero encontré una verdad.  Tal vez haya sido lo más doloroso de enfrentar en mi ya de por si, triste existencia, pero creo que a partir de hoy, solo vendrán cosas buenas.  Porque por dos de cal, una de arena, y a mi ya me toca arena desde hace rato.